jueves, 18 de diciembre de 2025

NIEVE

 

NIEVE

 

Tal vez tuviese tan solo cuatro años cuando vi nieve sobre la tierra por primera vez. No estoy seguro de la edad, pero recuerdo la sensación que me produjo aquel hecho extraordinario y nada común en los parajes de mi infancia. Era un blanco inmaculado, un símbolo de pureza, algo de una belleza inigualable. Sin embargo, no todo lo blanco en un color. Blas de Otero lo sabía, no porque escribiese versos, sino porque sentía más allá de lo que expresaban sus palabras, o más allá de lo que entendían quienes leían sus textos. Hablaba de que los árboles volverían a brillar, de que los pies desnudos volverán a pisar los arroyos que llevan el agua de la libertad. E imaginaba que, al otro lado del río de la vida, las amapolas lucen sobre la tierra fértil donde lo blanco fue nieve y no una piel manchada por la codicia, el odio o la miseria. Todo parece diferente cuando la poesía vuela sobre las cosas, entonces las convierte en símbolos y en presencias que acompañan a los sueños y los acercan a una realidad social más tolerable. Y así, cada color adquiere una nueva dimensión. Se convierte en el espacio que interpreta nuestra forma de ver las cosas con un sentido más ético.

 Mariano Valverde Ruiz (c)

Todos los derechos reservados.


No hay comentarios:

Publicar un comentario