LOS
INOCENTES SIN NOMBRE
En
las viejas mesetas
que
fueron campos de batalla
durante
muchos siglos,
hay
lugares terribles
donde
se guardan los despojos
de
los inocentes sin nombre.
En
esos campos yace la memoria
de
lo que fue tributo a la vergüenza
de
los peores seres
que
habitaron el bosque.
Con
su presencia inmóvil,
pretenden
evitar
que
se repita la locura
que
ciega a los humanos
cuando
van a la guerra.
Construyen
el relato
de
una victoria
sobre
lo irracional.
Pero
siempre se olvidan
de
pedir perdón a los inocentes
que
cayeron por nada,
a
aquellos que arrancaron de la vida
como
a hojas de olivo
que
no sirven para molienda,
a
los que murieron sin nombre
y
dejaron sus cuerpos
tendidos
en la tierra
como
ofrendas a la discordia.
Ellos
conforman los listados
de
los daños colaterales
que
nadie reconoce haber sufrido.
(c) MARIANO VALVERDE RUIZ
Todos los derechos reservados.
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