LA
BEBIDA DE LOS DIOSES
Durante
los veranos calurosos
en
los que arde la brisa en California
como
una nube de helio,
hay
quienes beben güisqui
en
los claros del bosque
para
apagar su sed y encender sus deseos.
Van
vertiendo el licor de los magnates
en
cubiles de plata
mientras
disfrutan de la vida
acomodados
frente a las bellezas
que
mueven sus contornos
frente
a los ojos del infierno.
Hay
otros que escuchan en silencio
los
cantos de los grillos
que
acampan entre los zarzales
y
buscan su fortuna
en
una botella de vino
más
allá de los muros
que
separan la vida de la muerte.
A
todos esos hombres
los
distingue el licor que beben
y,
aunque nadie lo crea,
tanto
unos como otros
deciden
sobre el bien
o
sobre el mal que les conviene
aplicar
a este mundo.
Mientras
tanto, allá arriba,
el
firmamento azul se desmadeja
en
trocitos de algodón
que
el viento riza a su capricho
para
dar sombra al bosque.
(C) MARIANO VARVERDE RUIZ
Todos los derechos reservados.
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