LOS
RÍOS
Los
ríos nunca duermen,
no
detienen sus aguas
al
lado de los hombres
que
habitan el bosque,
Al
igual que ellos,
vagan
entre los árboles
dejando
un limo denso
a
la orilla del curso de sus vidas.
La
costumbre de estar en movimiento
deja
atrás los residuos
de
cuanto ya no es
como
alguna vez fue.
Los
ríos siguen su curso
cambiando
las fronteras y el paisaje
mientras
son agua dulce
con
las esencias de la tierra
que
diluyen en su camino.
La
materia que arrastran
termina
en las profundidades
de
un mar que todo acoge
como
la madre de la vida
y
el espejo del cielo.
Al
igual que los hombres,
los
ríos desaparecen
en
la oscuridad del océano
del
que hablaban los poetas
como
un enigma del pasado
que
modula el presente
y
condiciona el futuro.
Los
ríos son una metáfora
de
nuestro paso por la vida
camino
de perdernos en el mar
que
da forma al olvido,
y
donde todo se diluye
en
el fondo salino de la nada.
Tan
solo nos consuela
que
el mar es dinámico,
y,
que en su seno,
los
ríos y los hombres se convierten
en
crisol de la vida y de la muerte,
un
milagro del cosmos
que
el sol lleva a las nubes
y
el viento de vuelta a la tierra.
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