NOCHE
DE ACAMPADA
Es
noche de vampiros. Ahora es peligroso
asomarse
al balcón de la sensualidad.
Todo
puede ocurrir en este instante
de
misterio enigmático.
Nos
cubren las tinieblas.
Se
oye el canto del búho
como
un rufián que hace el cortejo al silencio.
Yo
también te lo hago.
La
madera crepita entre nuestros susurros
y
mantiene las brasas predispuestas
a
enamorarse de la luz
que
reflejan las lunas de tus ojos.
Palabra
tras palabra,
a
pesar de que me faltan recursos
para
ser un perfecto Casanova
de
negras alas, te seduzco
y
te muerdo, por sorpresa, en el cuello.
Junto
a la tienda de campaña,
vuela
el insaciable murciélago
que
se nutre con la sangre del deseo.
Y
entre las sombras de la noche,
obtengo
de tu piel
un
guiño para nuestra intimidad.
Olvidamos
la voz
cerca
de los rescoldos de la hoguera
que
ha quemado todas las palabras del mundo.
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