EL
MONSTRUO DEL CHARCO
Una
noche de invierno,
tras
terminar el día de trabajo,
camino
de mi casa,
pasé
bajo los arcos de los porches
para
evitar los charcos de la acera,
pero
al cruzar el parque
me
encontré con la Luna.
Aquella
tarde había caído una tormenta.
El
albero estaba cubierto por el agua
y
el reflejo del cosmos.
Recordé
una lejana noche de primavera
cuando
mi solitaria infancia
regresaba
del cine de Los Jopos
al
paraje rural donde vivía.
Mis
ojos descubrieron en el fondo del charco
un
ser fantasmagórico
que
se alzaba dispuesto a devorarme.
Durante
la película,
el
gigante asesino del tren Transiberiano,
había
terminado con la vida
de
todos los viajeros.
El
monstruo sorbía los sesos de los hombres
por
un círculo rojo que llevaba en su frente.
Volví
a sentir el miedo a lo desconocido
y
a reconocer mi vieja cautela
ante
el abismo de lo oscuro.
Me
estremecí al pensar en el azar ilógico
con
el que se mezclan los sueños,
nuestra
vida y la muerte.
(La intimidad del pardillo)
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Mariano Valverde Ruiz (c)
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