LA
ATLÁNTIDA
La
voz de los atlantes
busca
su eco en nuestra época
para
advertirnos cómo nace un mito
cuando
el fragor del tiempo
y
su espíritu caníbal
sucede
a la memoria de los hombres.
Nadie
sabe por qué son parte del pasado.
Tal
vez supiesen mucho
sobre
la soledad de los humildes
ante
el poder terrible de la envidia,
o
de la tiranía que encarna la ambición
y
los brillos metálicos del cielo.
O
quizá fuesen víctimas de la terca soberbia
de
las fuerzas ocultas de la tierra.
Para
todos los que nos preguntamos
sobre
la verdadera existencia de la Atlántida,
las
dudas van creciendo
con
la sangre que nutre las palabras
desde
los tejados de Tarsis,
las
páginas lejanas de la biblia,
o
los sabios escritos de Platón.
Tal
vez en el futuro
el
concepto de pueblo ya desaparecido
se
irise con las luces
de
las ciencias arqueológicas.
Hoy,
la certeza sobre su existencia
es
una línea tan ambigua
como
la que traza la duda,
y
ambas se complementan para desorientarnos.
Cada
vez que pisemos la arena de una playa
y
recojamos de su seno
caracolas
de orígenes ignotos,
preguntaremos
a la brisa
que
circule por ellas
si
existió la Atlántida,
si
es un mito poético
o
una remota fábula
del
inconsciente colectivo.
No
obtendremos respuesta,
y
pensaremos,
irremediablemente,
en
el final posible de los nuestros.
OTRA REALIDAD
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Mariano Valverde Ruiz (c)
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