LA
AVENTURA DE ÍCARO
Ícaro
alzó el vuelo mientras se preguntaba
en
qué viejo paraje del espacio
residían
los años de aventura,
los
anagramas libres de la palabra tiempo
y
la verdad de la existencia.
Desde
el aire buscó
en
qué esquina del cielo
se
celebraban cultos a la vida soñada.
Voló
tan alto como pudo
hasta
que el sol fundió la cera de sus alas
y
el mar recibió su último latido.
Fue
demasiado tarde para rectificar
de
su terrible error.
En
el aire quedaron todas sus ilusiones:
la
ambición de ser diferente,
llegar
a lo más alto,
saber
más que su padre.
Desapareció
bajo las aguas del océano
la
imprudencia del joven
que
retó a las leyes del cosmos
para
buscar la cuna
donde
habita el origen de la felicidad.
Y
aunque su loca luz acabó siendo
semejante
a la noche eterna,
perduran
sus secuelas en los hombres
como
fatales formas de atenuar
los
gravámenes de la muerte
y
la impostura del silencio.
OTRA REALIDAD
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Mariano Valverde Ruiz (c)
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