PRESENTIMIENTO
El
sigilo de un puma le distingue
como
el mejor guerrero vivo del pueblo Maya.
Cada
día atraviesa el mundo que conoce
con
el rostro tatuado por la sangre
del
más cruel de sus enemigos.
Lleva
sobre su pecho
amuletos
de sus antepasados
para
poder guardarse del influjo
que
produce el hechizo de la luna.
Él
sirve a su cacique aunque no lo venera.
Suele
eludir a quien oprime con sus fauces
el
cadáver de los hombres humildes.
No
puede concebir
la
terrible afición del carroñero.
Las
leyes naturales dicen que son precisos
para
que el medio ambiente
permanezca
sin mácula,
sin
los restos de víctimas
que
perecen en las batallas
del
fragor indómito de la selva.
Tiembla
cuando le ve devorar las entrañas
de
otro luchador derrotado.
Intuye
que algún día quizá sean las suyas.
(OTRA REALIDAD)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)
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