HABITAR
EL AIRE
Concluye
la jornada de trabajo.
Es
viernes y la noche tiene sabor a menta.
Con
su manto hipnótico recubre
las
heridas sufridas
y
todas las afrentas provocadas
por
la necesidad de permanecer vivos.
La
nobleza detiene por un tiempo
la
rutina del ser depredador
que
llevamos por dentro.
Buscamos
en los seres que nos aman
una
oportunidad para el encuentro.
El
polvo de las horas
se
reposa en las manos
y
construye la hacienda de los sueños.
Una
paz momentánea
endulza
el sueño mágico
que
nos va transformando en seres voladores.
Los
sentidos reclaman el espacio
donde
habita lo auténtico:
el
amor, la belleza, nuestra vida…
Y
vuelan las palabras como pájaros
que
buscan en el aire
un
hogar donde no lleguen las balas
de
nuestros enemigos.
La
esencia de un suspiro es nuestro lecho.
(OTRA REALIDAD)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)
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