UNA
TARDE DE DICIEMBRE
Me
acomodo debajo de las ramas
de
un granado desnudo.
Me
siento en una piedra
que
tiene forma cúbica
y
el volumen pesado de mi sombra.
La
tarde se derrama como un toro de sangre
sobre
la tierra firme
que
acuna mi memoria.
Cerca
de mí caminan las hormigas
con
hidalguía inventada.
Mis
ojos siguen sus senderos
entre
hierbas de cera cobriza.
Su
caminar es lento, concienzudo,
obsesivo
como el del tiempo
que
se quiso quedar en el pasado
unido
a los misterios de la infancia
que
ahora presiento cercana.
Hoy,
aparentemente,
nada
importante ocurre,
solo
el silencio me contempla
tras
alguna caricia levísima del aire.
Sin
embargo,
sé
que cerca de mí, la inocencia
busca
formas condescendientes
con
la realidad que viví aquellos años.
Nada
puedo cambiar,
tan
solo intento dar razón de vida
de
un niño que luchó a brazo partido
contra
la adversidad y la pobreza.
A
lo lejos, mi sombra, oculta en versos,
se
pierde tras los montes con el sol.
Junto
a mí, el crepúsculo interpreta
la
conjunción de un hombre con su luz.
(La intimidad del pardillo)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)
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