La
honradez de un poeta está en sus creaciones,
es
su esencia, su oxígeno y su vida.
Por
eso, cuando tengas en tus manos
los
restos de su oxígeno vital,
tus
primeras reacciones quizá sean de asombro
al
contemplar que estás en otro espacio,
dentro
de un universo paralelo
con
matices distintos a los tuyos,
pero
que te resulta comprensible.
Conocerás
su forma de ser y de sentir,
la
estructura del aire que respira,
el
color de su cara y la luz de su hogar.
Descubrirás
sus emociones
y
su vida interior: el mundo intrascendente
que
te brinda, concreto y accesible,
para
que lo compares
con
tu propio concepto de la vida.
Y
buscarás razones en tu misma experiencia
para
reconocerle cierta verosimilitud
o
semejanzas próximas
a
tu forma de ver la presencia de un hombre.
Entenderás
sus versos
y
tu complicidad escribirá poemas
en
las hojas del tiempo compartido
que
el aire mueve dentro de vuestra alma.
(La intimidad del pardillo)
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Mariano Valverde Ruiz (c)
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