No
hay nada sin esfuerzo
y
mantenerse erguido es un reto muy duro.
Caminar
también cuesta
dejarse
las miserias detrás de cada paso.
Lo
pudo aprender tras muchos años.
Es
su mayor tesoro y lo comparte
con
quienes quieran ser cómplices de su vida.
Si
caminas con él, podrás tocar sus fibras,
sentir
sus emociones,
comprender
sus desvelos
por
descubrir cada día algo nuevo.
Levanta
la mirada hacia el cosmos,
arroja
tu mochila al borde del camino
y
camina pausado hacia dentro.
Verás
con claridad que en las cosas sencillas
está
la verdadera identidad
de
nuestra subsistencia. Nadie vence
a
todos sus demonios sin entregar la vida,
como
un cuerpo celeste, a las tinieblas.
No
hay recompensa para tanto esfuerzo,
pero
ganar batallas y dejar olvidados
a
los diablos del mundo,
es
suficiente premio
para
quienes andan como Machado,
ligeros
de equipaje,
haciendo
compañeros de camino.
(La intimidad del pardillo)
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Mariano Valverde Ruiz (c)
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