Amanece
de nuevo.
El
canto de los pájaros reclama
al
día. El aire llena de colores la hierba
y
diluye al rocío. Las aristas
blancas
del mar se rompen
en
la escollera negra de mi costa.
El
fuego de los astros se desliza
como
verdad que abunda en el paisaje,
devuelve
la luz viva a todo el orbe,
acaricia,
fecunda de esperanza.
La
pasión rompe el tul profundo de mis horas,
camina
por las dunas amarillas,
borra
su condición distante y ciega.
El
mundo se recoge en un abrazo
y
converge en dos cuerpos
bajo
la celosía del alba. Desde aquí
observo
cómo crecen las palabras,
disipan
las tinieblas y alcanzan la silueta
de
la mujer amada justo donde
mi
soledad completa su desnudo.
(De
El fuego del instinto. Ed. Vitruvio
2006)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)
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