UNA NECESIDAD
Quizá escribir poemas
sea
un simple ejercicio
en
el que los inviernos
busquen
la primavera
para
que brote el alma,
donde
la nieve sea fuente
del
trigo candeal
que
nutre a la belleza,
o
donde las historias
de
seres solitarios
nos
sirvan de consuelo.
Quizá
escribir poemas
sea
una absoluta necesidad
para
poder sentir
que
somos parte del planeta
y
que tiene sentido
nuestra
labor silente
como
notarios de lo humilde.
Quizá
escribir poemas
sea
ensalzar lo que tenemos
y
no llorar su pérdida,
procurar
que la bondad brille
o
que la hierba purísima
de
la naturaleza
tenga
la misma sangre que los versos.
Tal
vez por eso,
él
camina junto a la música
de
las palabras,
convierte
en voz
las
moléculas próximas
a
lo que siente,
o
transforma en poema
aquellas
experiencias dolorosas
que
marcaron su vida.
Lo
hace
para
que su existencia
pueda
tener sentido,
para
que sus cenizas
puedan
dejar tras ellas
la
virtud del tiempo vivido
como
un legado
sobre
el que luzca
una
gema de voz
rociada
de ternura.
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