MARZO
DEL VEINTIDÓS
Estos
días parecen derramarse
sobre
todas las cosas
como
cortinas de agua
que
caen sin cesar
desde
hace dos semanas
y
lienzos de calima
que
lloran en los muros.
No
recuerda un tiempo tan húmedo
desde
que posee memoria
para
recopilar todo el pasado
que
ha conocido
en
páginas de espuma
y
en imágenes aleatorias.
El
clima y el mundo
proyectan
un ritmo de vértigo
sobre
la secuencia del tiempo
que
amenaza con la locura
de
lo desconocido.
En
el Este de Europa
campean
la barbarie de la guerra
y
todas las tragedias
que
es capaz de crear el ser humano,
un
germen que amenaza
la
presencia del hombre
sobre
la faz de este planeta.
Se
siente muy indefenso
y
duda que detrás de la ventana
los
pájaros puedan alborotarse
con
su grito de paz.
No
va a salir de su vivienda
para
poner su cuerpo
a
la intemperie de la lluvia
y
sus palabras en un alegato
totalmente
inservible.
Se
quedará contemplando
la
sombra mutilada de la angustia
que
se proyecta en las paredes,
esa
esencia de las soledades
que
habitan nuestra Tierra
a
merced de la suerte,
las
páginas del miedo
que
se comprenden con el alma,
los
rumores de los desiertos
con
dunas de metralla,
el
legado de la memoria
de
las guerras del mundo
y
sus crueles derrotas…
Intentará
poner un orden adecuado
sobre
sus sentimientos,
los
temblores de las palabras
que
adornan los espacios
de
su pequeña alcoba,
y
la verdad de su existencia.
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Mariano Valverde Ruiz (c)
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