ANTEPASADOS
A
lo largo de varios años
mantuvo
la curiosidad
por
conocer
su
árbol genealógico,
y
se embarcó en una aventura
de
singladura inversa
hacia
un pasado legendario.
Navegó
entre datos concretos
estableciendo
conexiones
entre
nombres afines
y
referencias conocidas
del
linaje del valle verde
que
adorna su apellido.
Con
ayuda de esas señales
y
su inescrutable imaginación
fue
cruzando montañas,
ríos,
valles y campos
de
las tierras de Andalucía.
Lo
hizo mientras viajaba
entre
olores de aceites,
noches
de luna al raso
y
destellos de luz sobre las sombras.
Los
alientos de sus ancestros
pasaron
por Extremadura
con
aires de conquistadores,
zamarras
a los hombros
y
miradas marinas en los ojos
que
orientaban sus sueños
hacia
otros mundos.
Pero
antes de embarcarse en galeones
en
los puertos de Cádiz o Sevilla,
la
piel de sus antepasados
había
viajado durante siglos
por
la vieja Castilla,
por
tierras de León,
por
los nobles valles de Burgos,
por
los montes nevados
de
la Sierra Cantábrica
y,
tal vez, por las cuevas de Altamira.
También
sabe que sus raíces
viajaron
hasta las Islas Canarias,
y
desde allí hasta América,
donde
su sangre roja,
ya
curtida en mil lances,
se
mezcló con la vida
que
emanaba de una tierra salvaje
con
toda la belleza del planeta.
Sin
embargo, de nada sirve
lo
que alguna vez fueron sus ancestros
si
hoy no honra su apellido
reconvirtiendo
su experiencia
en
semilla para el futuro,
en
humilde enseñanza
para
quienes intentan superarse
y
crean las fuentes de la belleza
con
las dificultades de la vida.
Él
lo sigue intentando en cada verso.
Quizá
algún día pueda escribir algo
que
merezca llevar su nombre al mundo
como
un legado para soñadores.
Hoy
es solo una mota de polvo
que
descansa en la costa de Terreros
con
un cuaderno y un lápiz
muy
cerca de las manos.
Todos los derechos reservados.
Mariano Valverde Ruiz (c)
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