Pienso,
serenamente,
por
dónde comenzar hoy
para
que no me alcancen
las
musas doloridas.
Renuncio
a mirarte
desde
la luz de las palabras
y
al mismo tiempo,
sueño
con degustar
el
vino de tu pecho floreciente.
Acoso
a tu silencio
para
intentar vencer y desarmarlo.
Procuro
que me reclamen tus manos
y
olvidarme de las melancolías,
que
todo sea muy sencillo,
sin
grandes pretensiones.
Tan
solo puedo amarte
como
al precioso tiempo
que
me queda de vida,
escribir
con tu pluma
el
alfabeto que me define.
(SECRETOS DE AMANTES)
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Mariano Valverde Ruiz (c)
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