LA
CASA DE LAS NORIAS
Hoy
recorro la misma senda umbrosa
que
me llevaba desde los colegios
hasta
la vieja casa de mi abuela materna.
Cuando
llego al lugar, un campo polvoriento
da
forma al horizonte entre collares
de
matojos resecos. Todo es muy diferente
a
como lo veía con los ojos
de
mis primeros años.
Los
perros ya no aúllan,
ni
hay un búho en la leñera
junto
al pozo excavado a pico y pala
del
que se derramaba el milagro del suelo.
Tampoco
queda rastro de la noria,
ni
del hilo de plata que llevaba a la huerta,
ni
de la biografía del abuelo
que
jamás conocí. Fueron muy pocas veces
las
que crucé el camino
que
unía las escuelas de Las Norias
con
la casa de piedra donde nació mi madre.
Quizá
no fuese por mi culpa.
Y
la luz fatigada del pasado
se
pierde entre los surcos del recuerdo
al
igual que la imagen
de
aquella abuela silenciosa,
tan
ajena a mis días y a mis noches.
(La intimidad del pardillo)
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Mariano Valverde Ruiz (c)
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