LA
METAFÍSICA DEL TIEMPO
Dentro
del porche de una vieja casa
un
niño observa cómo crece el día
sin
poseer conciencia del discurrir del tiempo.
No
puede comprender esos momentos
en
que cambia la luz y todo es consumido
por
la voraz rutina de la tierra.
No
tiene fuerza para detenerlos,
tan
sólo es un guijarro diminuto
del
lecho de la rambla que llaman La Galera,
alguien
que no conoce la dinámica
de
las constelaciones, el terco fluir del cosmos.
Tampoco
sabe que es afortunado
cuando
el sol se levanta sobre el monte
y
convierte las sombras en luces compasivas.
Ese
niño es un ignorante,
no
conocerá nunca la sustancia central
de
la vil metafísica del tiempo,
pero
tal vez intuya que cada instante es único.
(La intimidad del pardillo)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)
No hay comentarios:
Publicar un comentario