LO
PERDIDO
Todos
sucumbimos a la tentación de buscar lo perdido cuando notamos la falta de
aquello que no valoramos en su día. Intentamos volver hacia otros tiempos,
remar contra corriente, ir al cauce del río de la vida sin tener en cuenta lo
que nos dijo Manrique. No debemos buscar lo perdido en el agua, porque nunca lo
hallaremos. En el agua de nuestra vida, igual que un arroyo que va hacia el
mar, fluye una extraña sensación de soledad para lo que una vez fue memoria y
ahora es olvido. Habitamos la tierra con la costumbre de volver la mirada hacia
el pasado, hacia lo que fue la casa de nuestros ancestros y el origen del
sentido de la vida. No somos conscientes de que todo lo esencial está más
cercano a nuestros ojos. Aunque busquemos en el tiempo pasado lo que somos, es
el amor al instante que vivimos, lo que nos encuentra cada día en todo aquello
que hemos perdido.
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