UNA
CLARA DIFERENCIA
Dirigimos
los pasos de la complicidad
hacia
los territorios madrileños
de
una ciudad cosmopolita,
a
las calles de los mimos hieráticos,
a
las bocas del metro,
a
las plazas y bulevares
donde
gentes de todas las orillas
saborean
el vino joven de la existencia.
Recordamos
momentos
en
los que la maraña de las dudas,
de
la incomprensión y el recelo,
dejaron
un dolor terrible
entre
los terminales de los nervios
que
mantenían conectada
nuestra
complicidad.
Observando
la diferencia
entre
paz y conflicto
con
afán de entender lo que no se comprende,
aprendimos
que es necesario
conocer
la diversidad
de
nuestros mundos interiores
para
evitar dolor y sufrimiento.
Igual
sucede con las diferencias
entre
hombres, religiones y culturas.
Es
necesario conocerlas
para
poder amarlas.
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)
No hay comentarios:
Publicar un comentario