LA TIERRA Y LA LUZ
Las
montañas del Himalaya
son
los parajes más cercanos
a
la luz que nos llega
como
un cuerpo sin mácula
que
ama a la belleza
para
entregarle su alma.
En
lo alto de sus cumbres
está
la plenitud del Sol
dando
a los blancos de la nieve
los
tonos de la vida.
El
agua que contiene
la
nieve de la Tierra
refleja
los destellos
de
toda la hermosura
que
encuentra en el planeta
mientras
va camino del mar.
También
el mar ama a la luz,
desea
su mirada
para
elevarse por los aires
y
alcanzar su etérea plenitud.
No
hay nada que no sueñe
con
su extraña materia
para
adquirir el nombre
de
una entidad perfecta.
Incluso,
los contornos
de
la obscuridad absoluta.
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