INSTANTÁNEA
Una
foto sentado en una silla
es
la primera imagen
que
tengo de mis tiernos balbuceos.
En
un papel estriado de bordes ambarinos,
hay
un niño rechoncho recubierto de grises
que
tiene poco más de un año.
Sus
ojos miran al futuro
desde
el relieve plano
de
un rostro inexpresivo,
se
diluyen en la profundidad
de
un espacio ignoto
junto
a la soledad que aquel niño intuía
sería
compañera en los tiempos más duros.
Casi
sesenta años separan aquel instante
del
momento en que escribo.
Ahora
que el sol presta su pereza
a
esta delgada hierba que espía la nieve,
un
hilo de esperanza por alcanzar los sueños
recubre
las facciones de aquel niño.
Las
palabras se mueven como frágiles algas
al
ritmo del reloj de arena
que
crece en la cerámica
de
cada voz ardida.
El
agua del poema se derrama
entre
las rejas frías de la urbe
mientras
mi voz no olvida sus raíces humildes.
Y
la sombra del tiempo
es
humo en la fotografía.
(La intimidad del pardillo)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)
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