martes, 18 de marzo de 2025

LO POÉTICO


 

LO POÉTICO

Una gota de lluvia en la esquina de un toldo. El rastro de una hormiga junto a la raíz de un avellano. La imagen de un oso sobre las aguas de un arroyo. El gemido del aire tras la ventana de una cabaña… Cualquier lugar es bueno para encontrar algo poético. En mitad de un árido descampado puede crecer una planta verde y desafiante, un arbusto repleto de pequeñas hojas del color de la sangre que miren al cielo queriendo tocar el azul lejano. Y, en esa mirada de las hojas, puede estar toda la naturaleza del mundo. Quizá por eso, haya que seguir procurando que la palabra poética llegue a todos los rincones del planeta.

Mariano Valverde Ruiz (c)

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lunes, 17 de marzo de 2025

UNA FLOR

 



UNA FLOR

No hay ninguna igual a otra y eso certifica su soledad. Parece algo que todo el mundo supiese y nadie se haya atrevido a asegurar. Sin embargo, una flor no está sola si se ve a sí misma en la que está a su lado. De esa forma, aunque tenga los pétalos rotos, buscará en la otra el elixir de la eternidad. Se verá a sí misma como una efigie levantada con materiales fuertes y flexibles, como naturaleza abierta al tiempo sin medida, como un labio de plata que guarda en su seno el beso más promiscuo del aire. Y esa soledad implícita en su materia, se convertirá en una soledad compartida.

Mariano Valverde Ruiz (c)

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domingo, 9 de marzo de 2025

FUEGO

 


FUEGO

 

Aún se escucha el crepitar de las llamas en el interior de las cavernas. Los ojos asombrados de quienes nos precedieron, tenían razón. El fuego formaba parte de nuestra existencia. Nos llegaba desde las estrellas como un latigazo de energía, bajaba de las nubes como un castigo del cielo y salía de las entrañas de la tierra como una verdad ardiente. Cuando aprendimos a imitar su poder, nos creímos hijos de los dioses. Y llegamos a jugar con su capacidad para transformar las cosas. También sentimos otra clase de fuego en nuestro interior: la fuerza de nuestros impulsos, la dinámica de nuestros instintos. Pensamos, inocentemente, que lo que arde en nuestro interior nunca llegará a ser ceniza. Pero estábamos equivocados. Lo que se cumple para algunas cosas no se cumple para los humanos. Pero, sí es cierto, que lo que no arde con intensidad, aunque no se vea la llama, nunca llegará a ser ceniza. Aunque nos duela.

 Mariano Valverde Ruiz (c)

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NIEVE

 


NIEVE

 

Es un milagro de la naturaleza, algo que nuestros ancestros nunca comprendieron y que vincularon a los caprichos del poder absoluto que mostraba el frío dueño del universo. Si dejas la mirada tendida hacia el horizonte cuando el silencio se adueña de las nubes y observas cómo de ellas se desgaja el algodón del agua, puedes ver el vuelo de las mariposas blancas que bajan del cielo. Cae la nieve creando formas caprichosas de la belleza en las comisuras del aire. Se mueven los copos entre la bruma como centinelas del silencio. No es su blanco inmaculado lo que más emociona, ni su frío acomodo en la piel lo que más preocupa, es la posibilidad de que no se pueda volver a ver su imagen, ni a sentir su presencia, lo que hiela el alma.

Mariano Valverde Ruiz (c)

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viernes, 7 de marzo de 2025

LATIDOS

 


LATIDOS


El sonido del mundo es atronador. Ese ruido genera desconcierto y distracción sobre lo que deben ser aspectos esenciales de la existencia. Entonces debe imponerse la cordura sobre la vorágine. Hay que darle una oportunidad a la música del corazón. Su sonido no siempre acompaña al coro de los sentidos, ni es una sonata con tonos románticos o un viejo vals en la mente del compositor del silencio. Pero, a veces, la balada que interpretan los sonidos del corazón, muestra una melodía cercana a lo más primario de nuestra conciencia. En esos instantes, vemos con claridad a nuestro alrededor, atendemos a los mensajes que nos lanzan los movimientos de nuestro músculo vital y definimos la forma de seguir caminando. Nos damos cuenta de que nuestros latidos siempre pretenden dar sentido a nuestra vida. Y ese es el mayor tesoro que tenemos.

 Mariano Valverde Ruiz (c)

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GRIS Y PLATA

 


GRIS Y PLATA

 

Si ponemos color a las nubes, hay que procurar que no ocupe todo el cielo. El azul y su fuerza vivificante debe permanecer en la retina de todo aquel que alce sus ojos hacia el cielo. Hay que respetar el derecho que tienen todas las miradas a ver en el cielo una oportunidad para superar sus tristezas. Por eso, no hay que pintar las nubes siempre del miso color, ni otorgarles propiedades que generen inquietud o desasosiego. Ya está la vida para eso. Si se mira hacia las nubes buscando un poco de esperanza y un camino hacia la paz profunda, o una secuencia de visiones que nos lleve a hacer más tolerable nuestro día a día, hay que permitir que los colores se mezclen en los ojos. Del blanco al negro hay más de un universo. Y no es precisamente de grises. También puede tener la dimensión de la plata sideral, un color inabarcable y acogedor para nuestra insignificancia.

Mariano Valverde Ruiz (c)

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jueves, 6 de marzo de 2025

PUENTES


 

PUENTES 

Cuando amanece, el sol difunde una llamada a la luz y a la vida. Esa llamada es como el resplandor de un sueño que viene del cielo y es para ir hacia el cielo. Suenan los cantos de los gallos, o las sirenas de las fábricas, o los sonidos alarmantes de las ambulancias. Todo se transmuta en vértigo y ansiedad. Al despertar, diluimos el néctar de lo soñado en la esencia de lo posible. Abrimos los ojos y vemos la realidad con la mirada de aquello que es realizable. Y, entonces, dejamos los sueños atrás, perdidos en la muselina del olvido, aparcados en la explanada del tal vez sí, pero quizá no. Y, sin darnos cuenta, construimos un puente entre los sueños y la vida para poder atravesar el abismo de nuestra existencia.

Mariano Valverde Ruiz (c)

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